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La segunda temporada de Fringe tiene lo mejor y lo peor de Abrams. Después de dejarnos con la boca abierta en los últimos capítulos de la primera temporada uno esperaría que retomaran allá donde lo dejaron. No es que no lo hagan, pero también nos incluyen nuevos misterios y tramas que no hacen más que incrementar la impaciencia a lo largo de la evolución de la segunda temporada. Porque ese estado se prolonga excesivamente hasta casi la mitad de temporada.

Empiezan todo con la Agente Dunham desaparecida, reaparecida misteriosamente y como claro objetivo a eliminar por parte de.... ¿los malos?. Sorprende que a pesar de todo lo que le sucede, su hermana y su sobrina desaparecen de plano ¿dónde están. En esta temporada Abrams trata más las relaciones personales de los personajes, éste tipo de trama se mezcla con las tramas de intriga propias del género y de la serie, lo que, creo, ayuda a mejorar la sensación final, dan más calidad a los capítulos porque los hacen más humanos, en cierto modo.

Pero aparecen también capítulos que parecen puestos de manera aleatoria y sin ningún sentido y no hablo del capítulo-repesca, que ya podrían habérselo ahorrado, sino del capítulo musical-años'60. Es simpático, pero innecesario, igual que otros capítulos que poco tienen que ver con todo lo que se está desarrollando. Me molesta especialmente que a Abrams le guste tanto meter paja en sus series para llevarnos a ningún lado.

El capítulo que todo lo cambia y que hace superior esta segunda temporada es el 15. Cuando llegamos a este capítulo ya sabemos que existen dos realidades, sabemos quien es William Bell y que Olivia fue una de los "niños del cortexiphan", que tiene por tanto ciertas habilidades aunque ve, al mismo tiempo, como otros niños que estuvieron con ella experimentan graves consecuencias de aquellos experimentos. Así que el capítulo 15 es el paso hacia delante que muchos esperábamos capítulos antes. Aquí se pone a prueba a Olivia, se pone a prueba a Peter y se pondrá a prueba a Walter.

Descubrimos quién es realmente Peter y vemos a un Walter más miserable si cabe. En este momento, Olivia Dunham da un giro de 180º y con ella la serie. Se le plantean dudas personales relacionadas con las laborales. En realidad no es nada nuevo, así empezó la serie, pero el desarrollo es completamente diferente.
Los capítulos que siguen no hacen sino aumentar el progreso y la calidad de este pequeño descubrimiento. Olivia se encuentra, nunca mejor dicho, entre dos mundos y Sam Weiss, el hombre de la bolera, nos ayuda a comprender mejor a este personaje que previamente se había mostrado frío y con poca voluntad para relacionarse.
El muy necesario capítulo en el que se nos explica cómo llegó Peter a "este mundo" y las consecuencias que sufrieron en la "otra realidad", nos muestran a un Walter Bishop más desorientado que nunca, un personaje capaz de trasmitirnos tristeza a la vez que rencor. Olivia es la representante de todas las emociones, no olvida que ella fue objeto de experimentos por su culpa, pero tampoco le reprocha lo que hace con Peter. Al final, como ya pasaba en Lost, parece que para Abrams todo se reduce al amor.

El último capítulo (divivido en dos) nos deja a la protagonista en el lugar equivocado. Me parece, en comparación con los capítulos anteriores, un poco desastroso el final. Peter Bishop se da cuenta en... ¿media hora? que Walternative es malo malísimo, que lo quieren para destruir el otro mundo, que necesita irse de allí, que los "dobles" también son malos, y nadie se da cuenta que Olivia no es ¿Olivia? porque precisamente por ver cómo se comportan "los dobles" en esa otra realidad, ya deberían saber que la apariencia física no es suficiente para ser iguales. En fin, pronto veremos cómo transcurre, ahora que Lost no existe, quiero pensar que Abrams va a acabar de centrarse y darnos no sólo media buena temporada, sino una completa.