La sensación de la temporada pasada fue Glee. Serie que se apoya en la música y en un público adolescente (imagino) abierto a aceptar esa mentalidad tan americana de “todo es posible” (sobre todo si formas parte de una minoría o eres diferente).
No tengo claro cuál fue el propósito de Glee porque si pretendía ser una burla de esas series americanas que utilizan el propósito de auto superación de sus personajes marginados, pues sí, no está mal el enfoque.
De hecho pensaba al principio que esa era la idea, hasta que poco a poco, conforme avanzan los capítulos, te das cuenta que parece que ese intento de superación se va haciendo más real, que se lo van creyendo. Si la idea original era esa, si pretendían mostrarnos que da igual que seas asiático, hispano, que no puedas andar, que seas popular o impopular… ¿porqué? No era necesario.
De hecho pensaba al principio que esa era la idea, hasta que poco a poco, conforme avanzan los capítulos, te das cuenta que parece que ese intento de superación se va haciendo más real, que se lo van creyendo. Si la idea original era esa, si pretendían mostrarnos que da igual que seas asiático, hispano, que no puedas andar, que seas popular o impopular… ¿porqué? No era necesario.